Mtra. Norma Angélica Aceves García
“¿Es la prisa, la pasión de los necios?”
Blas Pascal.
Desde el inicio de año, nuestro país está enfrentando un cambio de modelo en el Sistema de Salud Pública; las reformas legislativas aprobadas por el Congreso, por instrucciones del Presidente de la República, están teniendo severas repercusiones en la vida de miles de familias mexicanas. La desaparición del Seguro Popular, para ser reemplazado por el INSABI (Instituto de Salud para el Bienestar), no ha cumplido con las expectativas de gratuidad y cobertura que el Ejecutivo Federal había prometido, y que ahora justifica alegando “errores de comunicación”.
El Seguro Popular, como ya se ha mencionado en la opinión pública, principalmente por los ex titulares de la Secretaría de Salud; no es una institución, es un mecanismo de financiamiento tripartita entre la Federación, las Entidades Federativas y cuando existían las posibilidades el beneficiario. Su misión estaba enfocada en proveer servicios de salud a la población que no es beneficiaria de ningún sistema de seguridad social, alrededor de 71 millones de personas , como el IMSS o el ISSSTE, quienes además no cuentan con los recursos para costear servicios privados de atención hospitalaria y tratamientos denominados de tercer nivel.
Es cierto, el Seguro Popular enfrentó retos y adversidades, principalmente el retraso en brindar cobertura universal para la población sin seguridad social; más aún, este modelo de financiamiento suponía la entrega de recursos a las Entidades Federativas para que pudieran realizar la planeación y ejecución de sus propias políticas públicas; es decir se logró el Federalismo en materia de salud pública. Aunque se han documentado a través de la Auditoría Superior de la Federación irregularidades en el manejo de los recursos, esto no puede ser el único argumento para destruir y centralizar nuevamente los servicios de salud.
El INSABI por su parte es una institución, similar al IMSS pero sin la aportación patronal y obrera, lo cual provoca que su única fuente de financiamiento sean los recursos públicos, esto sin duda va a generar desabastos y ausencias de personal y cobertura, lo que se traducirá en mala calidad en el servicio, saturación de los hospitales y posiblemente en el fallecimiento de las personas, ya que debemos sumar la desaparición del programa IMSS-Prospera, que auxiliaba en la cobertura de servicios de salud de los primeros niveles de atención, para las familias mexicanas beneficiarias de este programa social y que son sin duda, las familias más pobres del país, que ahora ya no tienen una clínica cercana donde recurrir.
Sin embargo, hay un punto que parece ausente en la discusión pública, y es el futuro de los Servicios de Salud, para una población que envejecerá con el paso de las décadas, aumentando los factores de riesgo derivados de la edad avanzada, la mayor prevalencia de las enfermedades crónico degenerativas como la diabetes y la hipertensión arterial, además de otros padecimientos como el cáncer. Este tipo de enfermedades empobrecen a las familias mexicanas, ya que su tratamiento en el sector privado tiene un costo elevado; el Seguro Popular disponía de un instrumento financiero que crecía al ritmo de la población y nos permitía tener un recurso para atender el crecimiento de los padecimientos de nuestra población en el futuro próximo. El Fondo de Gastos Catastróficos, era un elemento indispensable para el futuro de las familias mexicanas, porque su crecimiento aseguraba que los beneficiarios pudieran acceder a un costo bajo a tratamientos de calidad; ahora este dinero se va a emplear en tiempo presente, para paliar sin una solución definitiva los problemas de salud de la población. Bajo este razonamiento, el México de hoy debería gastarse los Fondos de Pensiones, las Reservas Internacionales y cualquier otro instrumento de ahorro y previsión, porque el futuro no importa, solo es rentable pensar en el día de hoy, esta es la prisa que apasiona a la nueva administración, beberse todo el ahorro de generaciones de Mexicanos, para salir después por la puerta de atrás, cuando no solo se haya terminado el líquido, sino también se haya roto la botella.
Los recursos del Fondo de Gastos Catastróficos son insuficientes, para cumplir los objetivos del INSABI, la acción necesaria como ya han señalado especialistas es aumentar al menos 1.5% del PIB, el gasto social en salud, con ello progresivamente, se podría disminuir la brecha en la cobertura de servicios salud.
Pero esto es, una acción difícil para un gobierno que no ha logrado obtener ni siquiera un 1% de crecimiento económico, y pareciera que no le importa; porque en sus decisiones revelan la prisa por destruir y gastarse todo lo posible con la finalidad de retener el poder a costa del sufrimiento y la muerte de miles de mexicanos, adicionando la pobreza de familias que enfrentarán en el futuro enfermedades como el cáncer.
Como país, debemos pensar que proyecto de nación queremos para México, no sólo para el país que vive el día de Hoy, sino para el que van a heredar nuestros hijos, Luis Donaldo Colosio dijo que “El mundo no nos había sido heredado por nuestros padres, sino prestado por nuestros hijos”, reflexionemos un poco si este gobierno apresurado, inepto y despilfarrador es lo que más nos conviene, antes de que salgan por la puerta de atrás y hayan destruido nuestra casa.
1 Frenk, J., et. al., Instituto de Salud para el Bienestar: Vino viejo en botella rota. Nov-2019, Nexos.
Publicado en: http://pri.org.mx/SomosPRI/Blog/Bloog.aspx?y=35293